Este libro de A. Janse, nos permite ver lo que la Sagrada Escritura dice de "los justos": Son personas que andan en los caminos del SEÑOR, le buscan de todo corazón, esperan en Su Palabra y todo lo encuentran en Cristo. La Escritura misma, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, les proclama bienaventurados (cf. Salmo 119:1 y Mateo: 5:1-12).
Frente al espíritu de apostasía que los años treinta de este siglo se manifestaba en Europa, Antonio Janse señala en estos estudios bíblicos cuan necesario es permanecer fieles al lenguaje de las Sagradas Escrituras, cuando éstas distinguen entre justos e impíos, humildes y soberbios, obediencia como la de David -también en lo religioso-, y piedad vana y caprichosa como la de Jeroboam -con sus becerros de oro- y la de los fariseos; así como otras muchas distinciones más, acerca de todo lo cual el autor nos pone en la luz de la verdad, para nuestro consuelo y enseñanza. Y es que las Sagradas Escrituras nos hablan en un lenguaje vivo y práctico sobre todos los aspectos de la vida de los hombres.
El mérito de este escritor es haber hecho ver esta realidad; y probó los espíritus, si eran de Dios o no; y supo hacer resplandecer los viejos tesoros de las Sagradas Escrituras frente a las crecientes tinieblas del siglo.
Es un privilegio para esta Institución el poder ofrecer, también a los lectores de habla hispana, este libro de aquel autor que tuvo una influencia tan profunda en los Países Bajos.
Hay un determinado grupo de personas a quienes las Sagradas Escrituras llaman "justos". Las Escrituras hablan mucho acerca de ellos, les alaban muchísimo e incluso dicen que Dios les mira con complacencia y está dispuesto a ayudarles si le invocan. A este grupo, las Escrituras lo distinguen muy radicalmente de otro al cual llaman "impíos". En nuestro tiempo, no es fácil profesar las palabras de Dios al respecto. Nos amenaza el peligro de que no nos atrevamos a hablar de los "justos", porque el mundo directamente nos considere como "fariseos" que piensan ser mejor que los demás. Pero no sólo nos ataca el "mundo", sino que también lo hará la "Cristiandad" cuando nos atrevamos a hablar de los "justos" tal y como lo hacen las Sagradas Escrituras. Una enorme cantidad de modernas expresiones religiosas y de palabras que están de moda se hallan dispuestas a hacer temblar con los juicios de Dios a los justos, a los cuales Dios declara bienaventurados, mientras que acerca de "otras religiones" y de los impíos se habla con mucha indulgencia.
Según esta crítica, "los justos deben renunciar totalmente a sí mismos; deben temblar ante un Dios tan aterrador; deben aprender a ver la "línea de muerte" con la que la eternidad de Dios amenaza su temporalidad; deben caer en la crisis, en el infierno, en la duda; deben juntarse con la inmundicia del mundo, y junto con los impíos... salvarse". Pero de esta manera (la doctrina de Karl Barth) tan aparentemente piadosa, es como se difumina la profunda línea divisoria que el Señor, en Su Palabra, hace entre los justos y los impíos (Ez. 13:22).
Frente a este espíritu de mentira, que a los impíos adula con el amor de Dios y a los justos quiere hacer temblar con el juicio de Dios, deseo exponer en este libro lo que Dios mismo dice en Su Palabra acerca de los "justos". La profesión expresa de las palabras de Dios acerca de los justos es la nota fundamental de este libro.
Con la bendición del Señor, fácilmente consolará a los justos... y a los impíos les hará reflexionar. Es posible que el lector también llegue a ver resaltar de las Sagradas Escrituras algunas cosas que casi -por no decir totalmente- habíamos olvidado.
La mayoría de estos artículos fueron escritos para la revista "La Escuela con la Biblia". De ahí que en ellos me refiera muchas veces a la vida escolar.
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