Una lectura superficial de la Palabra de Dios no permite establecer una serie de distinciones vitales necesarias para evitar caer en confusiones relacionadas a conceptos importantes.
Existe el peligro de no otorgar a la ley su verdadero lugar en la economía de la Salvación, o de confundir los diferentes aspectos del perdón, confundir la posición del creyente con su practica, confundir a Israel con la Iglesia, y otras confusiones de las que, tan a menudo, salen concepciones peligrosas para el testimonio cristiano, como lo es la confusión de Reino con la Iglesia.
Este libro será de utilidad para el creyente que desee sacar buen provecho de su lectura de la Palabra de Dios, y que busque en ella "todo el consejo de Dios" de una manera diligente.
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